Fast food de calidad en un local auténtico lleno de historias |
Pese al riesgo de que me destierren de
mi ciudad comienzo maldiciendo a nuestro Faraón y su empeño en
sacar adelante a base de Decreto y normativa municipal el proyecto de
Puerto Venecia. Muy bonito y muy moderno, pero para hundir al pequeño
empresario local no hacía falta un viaje tan largo y penoso. Y no es
que la mosca se quiera convertir en defensora del pequeño
comerciante, sino porque con él se nos van al carajo la memoria de
la ciudad, sus rincones históricos de ocio, su sabor de ciudad
auténtica y las huellas de nuestros mayores, y eso es perder mucho,
demasiado.
Los acompañamientos vienen con nivel |
Sobre todo por lo que recibiríamos a
cambio de nuestra renuncia, franquicias gastrofóbicas, salas de cine
de plástico bombardeando bodrios yanquis, centros deportivos a
tantos la hora, subempleos que falsifican las estadísticas de
desempleo y tiendas, tiendas y más tiendas iguales a las de todas
las ciudades. Sepa el Faraón que la mayoría de países avanzados de
nuestro entorno europeo ya hicieron este viaje al extrarradio,
llamados por el modelo estadounidense, pero este trayecto fue,
afortunadamente, de ida y vuelta. Al entrar en feroz competencia
estos centros comerciales, que ya habían arruinado al pequeño
empresario local, se pisotearon unos a otros hasta que de nuevo el
comercio de cercanía volvió a renacer en todos los barrios. Las
ciudades volvieron a humanizarse y los trabajos a dignificarse. Pese
a su incomprensible empeño de visionario, los zaragozanos no tenemos
la necesidad de sufrir todo el recorrido. Tenemos la posibilidad y
estamos a tiempo de imaginar una ciudad mejor.
Calle de sabores y leyendas |
Pese a lo dicho anteriormente todavía
hay esperanza. Nadando contra corriente vemos cada día iniciativas
valientes dignas de dar a conocer. Éste es el objetivo de las líneas
que la mosca escribe hoy desde la más profunda admiración.
Sentimiento para el que los clásicos de la antigüedad crearon a sus
héroes y sus gestas. Seres mitad humanos y mitad divinos que,
guiados por valores supremos, guiaron sus vidas para infundir una
admiración ejemplarizante en las gentes. No es casualidad que el
rincón que hoy visitamos esté ubicado en la calle Heroísmo. A ver
si nos sirve como modelo de impulso, valor, riesgo y rebeldía contra
el rumbo negro de los tiempos. Para no postergar demasiado lo
importante del asunto, que hoy va de hamburguesas, quiero comenzar
presentando y reivindicando las propuestas que desde el Bar Heroísmo
lanza esta gente.
Hamburguesas del Bar
Heroísmo
Golden Delicious: manzana
asada con toque de pimienta y canela, queso de cabra y crema de
mostaza de Dijon con miel (4´95 euros)
Ibérica: especias
ibéricas, jamón serrano y queso curado con pan con tomate y aceite
de oliva virgen extra (5´50 euros)
Habanera: aros de cebolla,
pepinillo y queso cheddar fundido con salsa de chile habanero (4´95
euros)
Somontano: foie, cebolla a
la plancha y reducción de vino del Somontano (5´50 euros)
Soriana: picadillo de
Soria, queso fundido y salsa guacamole (4´95 euros)
Si hace unos días traía aquí la
visita a la franquicia Tommy Mel´s como ejemplo de una
hamburguesería sin personalidad, hoy quisiera ilustrar todo lo
contrario con la nueva dirección de uno de los más clásicos
locales de Zaragoza, el Bar Heroísmo. Quien se pasee hoy por esta
calle de la zona de San Miguel, podrá apreciar los estragos que la
crisis está causando en la zona. Las decenas de establecimientos que
pueblan ambas aceras muestran rostros tristes y ajados a causa de la
lucha titánica diaria por sobrevivir. Quienes peinamos canas
recordamos con facilidad todos estos bares abarrotados hasta la
bandera. Tiempos de larguísimos cañeos bien apoyados por
contundentes y suculentas tapas. Esa calle de Zaragoza se engalanaba
cada noche para seducir al paseante que, sin mucha resistencia, se
dejaba conquistar por varios de ellos. Sabedor de que seré tachado
de cascarrabias y de señor Scrooge, siempre fue mi personaje
favorito de Dickens, cuando veo estos bares hoy funcionando a medio
gas no me entristezco del todo. Y no lo hago porque me imagino a
decenas de miles de conciudadanos conduciendo hasta los aparcamientos
de Puerto Venecia cargados de niños llorones, malos humos y sueños
rotos. Poca pena, amigos, poca pena. Pero retomemos el tema, que hoy
iba de optimismo y héroes anónimos.
Interior diseñado con visión cinematográfica |
El Bar Heroísmo es ya un abuelito casi
centenario que a punto estuvo de ser abandonado en el asilo de la
desmemoria. Pero un grupo de gente joven, de esa generación a la que
se le acusa de falta de estímulo, ha evitado la catástrofe y ha
apostado por recuperar al anciano, que todavía puede transmitirnos
grandes dosis de sabiduría. Como apuesta gastronómica, la nueva
dirección ha decidido orientar su oferta en la dirección de la fast
food de calidad. Un movimiento que comenzó en Madrid y Barcelona
hace unos años y que está arraigando en el resto de ciudades cada
vez con más éxito. En Zaragoza tenemos casos notables como las Hamburgueserías Cebrián, la Omburguesería de la calle José
Pellicer, el renovado y pizzero Mesón Eusebio, pero de entre todas
ellas, el factor sentimental hace dirigir mis pasos hacia el Bar
Heroísmo y su tremenda carta de hamburguesas y raciones.
Fundado en los años veinte, el
restaurante todavía presenta sus tres espacios interiores llenos de
sabor e historia. Se ha optado por no modificar nada para conseguir
regentar el bar más vintage de la ciudad. Cuando uno cruza sus
puertas valora de verdad lo que es un ambiente auténtico y con
personalidad. Tienen aquello que todos esos bares retro tan bonitos
que inundan Zaragoza jamás lograrán. Y no es algo que se pueda
definir fácilmente. Parece como si la atmósfera del local retuviese
todas las historias que ahí han sucedido durante décadas. La madera
chirriando pasos del pasado, las cristaleras reflejando rostros de
los que bebieron antaño y la barra, esa hay que verla para saber
cómo era de verdad un bar de los de antes. De todos modos, aunque se
haya conservado toda la esencia del local, los nuevos propietarios
del negocio han aportado sus toques personales a la decoración y el
mobiliario, modernizando el espacio y poniendo un punto y seguido con
la trayectoria anterior. Las siguientes imágenes ilustran lo dicho
aquí.
Detalles personales en la decoración |
El Bar Heroísmo se abre a la calle a
través de la zona de la barra que dispone de unas cuantas mesas
donde se sirve cuando todavía no hay mucha aglomeración. Junto a
ella, separada del bar por unas cristaleras magníficas y con vistas
a la calle nos encontramos un espacio adjunto al que se le ha tratado
de dar un aspecto de comedor de antigua hamburguesería a base de no
tocar casi nada. Se ha saneado el espacio e inundado de multitud de
mesas, que se llenan de clientes hambrientos en varios turnos para
disfrutar de noches de buena fast food. Pero todavía queda la joya
del comedor del fondo. Uno de los rincones más añejos y con solera
de la ciudad y que es la zona natural de expansión del negocio
cuando funcione el boca a boca y comiencen a tener el merecido
overbooking. Un buen trabajo para comenzar a andar y un mundo de
posibilidades para el futuro.
Interior años veinte casi original |
Por centrarnos en la carta quiero
destacar el apartado que más llama la atención, el de las
hamburguesas. Se agradece que la carta sea vistosa, legible y muy
detallada. Ofertan hasta una docena de ellas llenas de imaginación,
buenas carnes y cierto riesgo. La carta se completa con un buen
surtido de ensaladas y raciones, tanto en su vertiente tradicional
como alguna sorpresita marca de la casa, entre la que destacan varias
especialidades de patatas para utilizarlas como guarnición o plato
para compartir. Las encontramos en su versión de bravas, fritas con
tres salsas o en varias versiones de huevos rotos.
Croquetas de calabaza y gorgonzola |
Capítulo aparte merecen las croquetas
de calabaza y queso gorgonzola, una combinación muy acertada que se
presentan en forma de bolas con el tradicional rebozado crujiente. Si
bien el reclamo del local son las hamburguesas, una vez probadas las
croquetas sumamos argumentos para el regreso.
Bolitas de cordero y cerdo con all i oli |
Recordando en su presentación al kefta
de cordero, en el Bar Heroísmo preparan unos bocaditos originales
con forma de croqueta, elaborados carne picada de cordero y cerdo,
que vienen acompañados de buen all i oli para untar a gusto. Una
sorpresita inesperada escondida entre la carta de raciones.
Huevos rotos con gambas y ajetes |
En el capítulo de los huevos rotos, el
asunto es mejorable tanto en su elaboración como en la presentación.
Desgraciadamente los huevos salen rotos ya de la cocina y demasiado
hechos, por lo que los amantes de la yema cremosa empapando las
patatas verán frustradas sus esperanzas. La de ajos tiernos y gambas
no nos pareció nada más que un plato para rellenar la carta, sin
otras pretensiones culinarias.
Patatas bravas |
El tratamiento poco acertado de las
patatas fritas continúa con la propuesta de las tres salsas. Floja
la fritura de las patatas, y sin mucha personalidad las salsas. Plato
que también pasó sin pena ni gloria.
Más acertadas en su elaboración
estaban las papas bravas, bien cocidas por dentro como debe ser, pero
una evidente falta de bravura en el picante las dejó algo sosas y
sobradas de mayonesa sin gracia.
Aunque el capítulo patatero tenga
mucho margen de mejora, no ocurre lo mismo con el de los excelentes
postres. Son deliciosos, golosos y caseros. Quiero destacar la Tarta
de Queso y Arándanos, y la contundente Tarta Sacher que pondrán un
punto y final feliz a cualquier comida.
Hamburguesa, cerveza local y patatas fritas con tres salsas. Merienda que quita cualquier antojo |
Un lugar de nuestra geografía urbana
para conocer y para apoyar. Una excusa para devorar una buena
hamburguesa y para revitalizar el ambiente de la zona. Ningún
zaragozano curioso debería dejar pasar esta oportunidad de probar
algo auténtico en un lugar de los de verdad. Quizá en poco tiempo
solo podamos hacerlo en los decorados de cartón piedra, servidos por
chavales explotados, uniformados y mal pagados. De nosotros depende.
Detalles de un decorado estudiado |
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